El discurso del Papa Francisco a los miembros de la GC 36 anim\u00e1ndonos a \u201cpedir insistentemente la consolaci\u00f3n\u201d me removi\u00f3 y me confirm\u00f3. Me trajo a un momento de gracia en el que descubr\u00ed que \u201cDios nunca me enga\u00f1a\u201d. \u00c9l siempre me entrega \u201csu cruz\u201d, pero tambi\u00e9n me entrega siempre \u201csu resurrecci\u00f3n\u201d. He tenido muchas experiencias de cruz en mi familia: como cuando mi hermana peque\u00f1a sufri\u00f3 una enfermedad cardiaca que se complic\u00f3 con fallos renales. Y tambi\u00e9n en mi familia cuando perdimos a mi t\u00edo en un accidente de coche, y m\u00e1s adelante cuando perd\u00ed a mis hermanos. Sin embargo, Dios nos dio a la familia el don de la resurrecci\u00f3n, y a m\u00ed mismo tambi\u00e9n. En todo esto aprend\u00ed que estos acontecimientos fueron, y son todav\u00eda, maneras en la que Dios me conduce a experimentar la \u201cConsolaci\u00f3n\u201d del Se\u00f1or Resucitado.<\/p>\n
El Papa Francisco nos invita a experimentar nuestros Ejercicios Espirituales de una manera viva. Pedir continuamente la consolaci\u00f3n es pedir el valor para cargar la cruz con \u00c9l, con nuestros hermanos y hermanas que sufren toda clase de dificultades. Cuando visit\u00e9 a mis hermanos jesuitas trabajando en Papua, sent\u00ed una gran consolaci\u00f3n a ver su valent\u00eda y celo en la misi\u00f3n. Trabajando en una de las fronteras m\u00e1s lejanas y empobrecidas nuestros compa\u00f1eros jesuitas experimentan una alegr\u00eda verdadera, una consolaci\u00f3n real. Ellos cargan la cruz de Cristo de nuestro tiempo, haciendo posible un futuro a muchos ni\u00f1os y ni\u00f1as inteligentes pero que no ten\u00edan oportunidades de una educaci\u00f3n digna. Ellos caminan de dos en dos con Cristo, que en nuestra \u00e9poca significa caminar despacio con pueblos ind\u00edgenas golpeados por un mundo que va muy r\u00e1pido. Esta cruz cotidiana es realmente un lugar, una semilla de alegr\u00eda interior, una anticipaci\u00f3n de la profunda consolaci\u00f3n de ver j\u00f3venes bien formados y preparados para compartir sus dones con los dem\u00e1s. Ninguno de estos jesuitas se arrepent\u00eda de haber sido enviado a esta frontera. Todos experimentan una profunda consolaci\u00f3n, la alegr\u00eda interior, el fruto que piden insistentemente: llevar Su cruz de cada d\u00eda.<\/p>\n
Una alegr\u00eda similar experimentan tambi\u00e9n muchos amigos de los jesuitas que trabajan en nuestras escuelas para los pobres, las parroquias, casas de retiro, nuestras universidades y otros apostolados como el Servicio Jesuita para los Refugiados (SJR). El sufrimiento de las personas refugiadas, especialmente los ni\u00f1os y ni\u00f1as, detenidos en centros de inmigraci\u00f3n hizo que el personal del SJR y los voluntarios se ofrecieran a ayudar. Acompa\u00f1ar a los ni\u00f1os y ni\u00f1as para que aprendan a leer, apoyar a quienes sufren la desolaci\u00f3n y la desesperanza y estar con ellos ha sido una experiencia de gracia. Ellos comparten su dolor y sus esperanzas. Un amigo me dijo una vez en un momento en el que yo estaba pas\u00e1ndolo mal: \u201cSunu, haz caso a tus sentimientos porque son reales\u201d. S\u00ed, el dolor de llevar Su cruz cada d\u00eda es el lugar, la semilla de la alegr\u00eda interna, de la consolaci\u00f3n profunda. Pedir incesantemente la consolaci\u00f3n es pedir incesantemente llevar Su cruz de cada d\u00eda con alegr\u00eda. La consolaci\u00f3n de compartir la Alegr\u00eda de Cristo Resucitado es el fruto de llevar con \u00c9l Su cruz en nuestra vida y nuestra misi\u00f3n.<\/p>\n
Demos gracias a nuestro querido Papa Francisco que nos invita a pedir la consolaci\u00f3n para que tambi\u00e9n podamos promover la Alegr\u00eda: Alegr\u00eda para toda la gente, Alegr\u00eda para el mundo.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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