Uno se pregunta c\u00f3mo este grupo de hombres de un centenar de pa\u00edses, reunidos en esta hermosa sala que es el aula de la Congregaci\u00f3n, puede verdaderamente entenderse, dado que cada uno lleva consigo un bagaje cultural que, necesariamente, influye en su manera de comprender, de interactuar, de intervenir. Nos hemos encontrado con el padre Arturo Sosa, venezolano, y le hemos planteado la pregunta.
\nSi bien las diferencias culturales son reales, los que est\u00e1n reunidos en la Congregaci\u00f3n General llevan consigo tambi\u00e9n un bagaje com\u00fan, que est\u00e1 relacionado con su experiencia de los Ejercicios espirituales y con la pr\u00e1ctica del discernimiento. Tienen un gran deseo de o\u00edr la misma voz\u00a0: la del Esp\u00edritu Santo. Esto es, por otra parte, lo que se ha sentido durante los \u00faltimos d\u00edas y lo que ha llevado a la primera decisi\u00f3n importante tomada por la asamblea\u00a0: la de darse m\u00e1s tiempo antes de comenzar los cuatro d\u00edas de murmuratio que llevar\u00e1n a la elecci\u00f3n del Padre General. Este ejercicio ha dejado espacio al Esp\u00edritu y, de manera sorprendente tal vez, ha llevado a una decisi\u00f3n un\u00e1nime que implicaba un cambio en el programa que hab\u00eda sido previsto por el Comit\u00e9 de coordinaci\u00f3n.
\nLa F\u00f3rmula de la Congregaci\u00f3n deja a los miembros mucha libertad para organizar su trabajo. Es verdad que el Comit\u00e9 de coordinaci\u00f3n, responsable del buen funcionamiento del trabajo, debe hacer propuestas. Por lo dem\u00e1s, este est\u00e1 formado por un representante de cada una de las Conferencias de la Compa\u00f1\u00eda, a los que se a\u00f1ade el Padre General \u2013en este caso el Vicario General\u2013. Este Comit\u00e9 hab\u00eda previsto comenzar la murmuratio este viernes. Sin embargo, el sentimiento com\u00fan \u2013que se ha ido formando poco a poco mediante la escucha del Esp\u00edritu a lo largo de los d\u00edas que acabamos de vivir\u2013 ha empujado a los miembros a pedir m\u00e1s tiempo. Somos 212 electores; aquellos de nosotros que m\u00e1s miembros conoc\u00edan en el momento de comenzar conoc\u00edan aproximadamente a un tercio. Algunos no conocen personalmente a casi nadie, porque no han tenido oportunidad de participar en un encuentro internacional de jesuitas de este tipo. Se ha expresado claramente la necesidad de m\u00e1s tiempo para el conocimiento mutuo.<\/p>\n
Hab\u00eda ya, en el m\u00e9todo que hemos utilizado, un modo de proceder que favorec\u00eda este conocernos unos a otros. Nos hemos reunido diez veces en grupos formados por una decena de compa\u00f1eros, donde uno se encontraba cada vez con algunos compa\u00f1eros nuevos. Pero esos per\u00edodos de 90 minutos eran, en suma, demasiado cortos. Si bien la gran mayor\u00eda de los participantes entiende el ingl\u00e9s, para bastantes de ellos es su segunda lengua, o la tercera o cuarta; lo mismo ocurre con el espa\u00f1ol y el franc\u00e9s. As\u00ed pues, para hacer el tipo de trabajo que nos corresponde no es suficiente utilizar una lengua com\u00fan; tenemos que llegar a compartir un lenguaje com\u00fan. Ese es nuestro desaf\u00edo\u00a0: utilizar un lenguaje com\u00fan que nos permita escucharnos los unos a los otros dejando hablar al Esp\u00edritu. En efecto, el Esp\u00edritu Santo no habla directamente; habla a trav\u00e9s de las voces humanas de cada uno de nosotros.<\/p>\n
Nos ha parecido importante, pues, tomarnos tiempo para asegurarnos de encontrar ese lenguaje com\u00fan que nos permita llegar a tomar las decisiones que expresen lo que el Esp\u00edritu quiere inspirarnos\u00a0: lo que denominamos, en el vocabulario de la Compa\u00f1\u00eda, \u00abla voluntad de Dios\u00bb.<\/p>\n
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