Casi la totalidad de los delegados a la Congregación General y buena parte de los miembros de los equipos acompañantes, dejaron la Curia General para visitar los museos del Vaticano, distante veinte minutos a pié. El P. Adolfo Nicolás era uno de ellos, en su última tarde en Roma antes de partir para su nueva etapa de vida como jesuita. Los visitantes pudieron gozar de una visita especialmente organizada para ellos, por fuera del horario al público, para apreciar por más de dos horas y media algunos de los tesoros de este museo que es considerado como el más grande después del Louvre en París.
Vale destacar la logística excelente de la organización. Nuestro grupo global se dividió en grupos de 20 a 25 personas cada uno, con un guía profesional, gentileza de la institución. Se podía escoger un grupo en inglés o en español. Un sistema de transmisión Wi-fi sofisticado permitía a cada grupo entender, por los audífonos, a su propio guía en una frecuencia determinada. Además, los grupos no seguían la misma ruta para evitar congestiones. ¡Un éxito la planificación!
El director del museo, Antonio Paolucci, quien tenía a su lado al P. General, dio su bienvenida y se manifestó honrado de dar ocasión a los jesuitas para aprovechar un momento cultural en un lugar donde se reencuentran el arte, la historia y el catolicismo. Se encontraban en la gran sala situada entre la capilla Paulina y la capilla Sixtina. Fue en esta sala donde los cardenales, durante el cónclave y antes de pasar a la capilla Sixtina para votar, interactuaron de manera informal. Se podía casi decir que era su “murmuratio”. Los frescos que la rodean señalan de entrada y sobre todo el deseo de la Iglesia del Renacimiento de ser reconocida como poder político. Es un contexto que parece bien alejado del espíritu del papa Francisco, pero es una historia que necesita saberse y mirarse de frente.
Partió cada grupo con su guía. Dado que los visitantes eran jesuitas, la capilla Redemptoris Mater, decorada por el artista jesuita Marko Rupnik y su equipo del centro Aletti, estuvo disponible mostrando la rica ilustración en mosaicos sobre la historia de la redención. Ciertamente las dos capillas, la Paulina y la Sixtina, donde muchos artistas de renombre ejercitaron su arte —Miguel Angel en particular— concentraron la atención de todos los grupos. Vale resaltar la calidad de los guías que sabían sobre arte y artistas, que situaban lo que admirábamos en su contexto histórico y relación con las diferentes corrientes simbólicas y espirituales evocadas.
Todos los participantes en esta excursión debemos agradecer finalmente a los ministros y a los empleados y personal de cocina de las casas que los acogen por habernos preparado una completa cena a su regreso, a las 22 horas.
Algunas Reacciones:
- Lo que más me ha impactado es la densidad histórica de la historia de la Iglesia (Ludovic Lado – ACE).
- ¡Qué fortuna hemos tenido de tener tiempo suficiente para apreciar lo que nos presentaron! (Heru Prakosa – IDO).
- Estaba admirado del conocimiento de nuestro guía. También del el ambiente de un palacio romano, mientras reflexionaba sobre el modo de pensar del papa Francisco (Joseph D’Mello – KAR).
- ¡Como museo, fantástico! ¡Como residencia para el papa, una jaula de oro! (Peter Bisson – CDA).
- Una visita más espiritual de lo que esperaba. En particular la capilla creada por Rupnik que incluye elementos de la tradición ortodoxa, en el corazón del Vaticano (Javier Vidal – ANT).









