Encuentro con Benoit Malvaux, Procurador General de la Compañía de Jesús
Una organización internacional como la Compañía de Jesús se rige por leyes y reglamentos. Como se trata de una orden religiosa católica, ésta tiene sus propias normas jurídicas pero también debe seguir la jurisdicción propia de la Iglesia Católica, el Derecho Canónico. En la Curia General, hay un jesuita responsable de todo lo legal llamado Procurador General. Hemos contactado al P. Benoit Malvaux, jesuita belga canonista, para que nos hable de su trabajo y, en particular, de su participación en la presente Congregación General.
¿Cuáles son las responsabilidades del Procurador General en relación con la Congregación General? El procurador, en cuanto tal, no tiene responsabilidades específicas. Es miembro por derecho de la Congregación y por ello participa en la misma. Pero resulta que el Comité de Coordinación me ha nombrado además moderador de la Comisión Jurídica. Como tal, tengo la responsabilidad de informar a la Congregación, en relación a los miembros de esta Comisión, por ejemplo, sobre los cambios en la fórmula o reglamento de la Congregación, un documento que fue profundamente retocado desde la Congregación general 35.
¿Qué hay de nuevo, desde el punto de vista jurídico, esta vez? La Congregación anterior (la 35ª en 2008) dio el mandato al P. General de revisar el estado del reglamento de la CG. Lo hizo a través de un grupo de expertos para que los cambios fueran aprobados a principios de esta Congregación. Los miembros de la Congregación han manifestado su acuerdo pero también han propuesto otros cambios para perfeccionar el trabajo.
¿De qué tipo de cambios estamos hablando? El principal es la aparición de una nueva forma de Congregación en el sentido de que, hasta ahora, la Congregación comenzaba con el llamado Plenario, cuando todos los miembros se reunían en Roma. Con la nueva fórmula, la Congregación comenzó realmente hace alrededor de un año, cuando los miembros se reunieron por “Conferencias” -unidades administrativas geográficas- para formar las diversas comisiones preparatorias. Estos comités han preparado los documentos, que antiguamente tenían que ser elaborados de forma rápida in situ. De este modo, al llegar a Roma, los delegados han podido entrar directamente al corazón del trabajo.
Los miembros de la Congregación han respondido muy positivamente. En general, están satisfechos con la nueva forma de trabajo, a pesar de que algunos han señalado que el plazo era muy largo: en realidad ha pasado más de un año desde que comenzaron las reuniones.
¿La Comisión Jurídica tiene algún papel después de la elección del. P. General? La Comisión Jurídica presentará las nuevas revisiones a la fórmula sobre las que hemos trabajado. Éstas deben ser aprobadas por la Congregación para entrar en vigor. Además, la comisión estará disponible para dar consejos legales, por ejemplo, en los decretos propuestos donde van a reformar, de alguna manera, el funcionamiento de la Compañía en el futuro.
Y para usted mismo, ¿cambiaría su papel como Procurador general después de la Congregación? Mi papel no cambia, ya que siempre se tratará de asesorar al Padre General, en este caso el nuevo General, el padre Arturo Sosa. Tendré que aportar luz en las cuestiones canónicas que se presenten y continuaré otro aspecto de mi trabajo, el de los dosieres con la Santa Sede. Es cierto que el Padre General tiene autoridad para tomar decisiones sobre muchas cuestiones, pero a veces éstas requieren la aprobación de la Santa Sede. En algunos casos así ocurre, por ejemplo, en el caso de un jesuita que, por razones personales, dejase no sólo la Compañía sino también el estado clerical, El archivo debe ser presentado a la Santa Sede y es el Papa, de hecho, quien toma la decisión final.