La Congregación comenzará con todos los delegados rezando una oración al Espíritu Santo. A continuación se abordan varios temas breves como la elección de los oficiales y de aquellos que harán de secretarios para la eficiencia del trabajo conjunto. Tras confirmar que están presentes todos los delegados que han de estar presentes, la Congregación se declarará en sesión.
El primer tema es la elección del nuevo Superior General. La elección es precedida por cuatro días de “recogida de información” que llamamos “murmuratio.” A cada miembro de la Congregación se le permite preguntar a cualquier otro miembro de la Congregación sobre cualquier particular miembro de la Compañía de Jesús que pueda ser apto para ser Superior General. No puede haber campañas o presiones de ningún tipo. Ningún Jesuita debe buscar el cargo para sí mismo o para ningún otro. Todo lo que un delegado puede hacer es pedir información sobre este o aquel jesuita. Por ejemplo, un delegado puede preguntar a un jesuita de una región determinada sobre algún compañero de dicha región. ¿Cuáles han sido sus destinos anteriores? ¿cuáles son sus cualidades? ¿Cuántos idiomas habla? ¿Tendrá las habilidades de diplomacia y de discreción necesarias para este cargo?
Al final de estos cuatro días de conversación entre los miembros de la Congregación, un jesuita es elegido para hablar a los miembros de la Congregación sobre su tarea de elegir al nuevo Superior General. Entonces, se realiza un voto secreto por escrito, se recogen y se cuentan. El equipo de votación electrónica que se utiliza habitualmente para el resto de la Congregación no será usado para esta elección. Votos en papel son usados para tantas vueltas como sea necesario hasta que algún Jesuita obtiene una mayoría absoluta y resulta elegido nuevo Superior General.