Se ha tratado de una semana intensa. Una vez tenida la sesión inicial que otros ya han descrito y de la cual puedo decir que fue profundamente consoladora por la honda experiencia que significó el agradecimiento al P General Adolfo Nicolás y la sencillez con la que todo fue hecho, comenzamos a deliberar por grupos sobre el contenido del documentos denominado Status Societatis.
Este documento es el resultado de múltiples fuentes que han servido para examinarnos como pide nuestro propio carisma. El examen es una clave de nuestro modo de ser y de proceder. Es la búsqueda permanente de la voz de Dios en los múltiples sucesos de la vida, sea para reconocer la presencia de su Espíritu que nos impulsa por el camino del seguimiento del Hijo, sea para reconocer que nos alejamos del mismo y hay temas que corregir. El documento trata de mirar la realidad global en la cual queremos desarrollar nuestra misión, la situación de la Iglesia a la que deseamos servir, y especialmente a nosotros mismos en cuanto a nuestra manera de vivir y ser coherentes con las llamadas recibidas a lo largo de estos años a través de las CG que nos precedieron y el buen ser del mismo instituto.
Nos hemos ido encontrando en diversos grupos y abordando en cada grupo diversas secciones del documento. Son 20 grupos de aproximadamente 10 personas. Los grupos son en tres tipos de idiomas ingles, español y francés. En ellos al principio se busca que tengamos una presentación personal que vaya un poco más allá de la función o rol que cumplimos. Se nos lleva a responder alguna pregunta de tipo personal que nos permite conocernos algo más. En un caso fue hablar sobre nuestro proceso vocacional, en otro sobre nuestro proceso de formación, sobre el tipo de misión que nos gustaría desempeñar y hasta nuestros libros favoritos.
Si algo me impacta tanto en el aula como en los grupos es la diversidad de personas que somos. Las formas de expresarse y sentir de mis compañeros de África o Asia (y dentro Asia hay grandes diferencias también) son distintas a las que encontramos en occidente. Aún en esas diferencias hay un sentido de identidad y misión, una búsqueda por servir al Señor en los más pobres, en las fronteras, que no deja duda de que somos un único cuerpo, aún en la diversidad.
Los temas del status han guiado nuestras conversaciones: La realidad global y algunos de sus desafíos; la situación de la Iglesia hoy; nuestra fidelidad al carisma ignaciano; las vocaciones y la formación en la Compañía; nuestra misión en una sociedad global; la colaboración con los otros; nuestra vida comunitaria; gobierno para una misión renovada en el cual se abordaron los distintos niveles de gestión de gobierno y la misión: la curia, las conferencias, las provincias y los gobiernos locales, así como la solidaridad entre todos.
En cada uno hay luces y sombras, consolaciones y desolaciones que van marcando la pauta de nuestro examen general. De hecho el tono de las preguntas en los grupos van marcadas por esta pauta de identificar en la experiencia personal vivencias de consolación o desolación en la medida en que hemos ido meditando el documento, así como subrayar aspectos del mismo que logramos sentir en nuestras experiencias personales. No falta también momentos en que se señalan aspectos que no han sido recogidos y que van enriqueciendo este análisis para así poder mejor hallar aquello que sea mayor servicio y alabanza de Su Divina Majestad.