Cada mañana, el tono de trabajo la jornada viene dado por una oración en común de los miembros de la Congregación. Y no sólo la aprecian los delegados, pues constatamos que el video que recoge este tiempo de oración es uno los elementos más vistos de nuestro portal Web. Se confirma así que los jesuitas reunidos en la congregación, tal y como lo esperaban y pedían, están respaldados por las oraciones de miles de personas de todos partes del mundo.
Estos tiempos de oración son coordinados y animados por un jesuita alemán, Clemens Blattert; apoyado en la guitarra por un estudiante jesuita chileno, José Francisco Yuraszeck, y en el violín por un miembro de la CG, Gabriel Côté, de Montreal. De vez en cuando, colaboran también otros músicos presentes entre los delegados o entre los escolares de las comunidades de Roma.
Les hemos pedido a cada uno que se presenten y nos digan unas palabras sobre su participación litúrgica y musical en la Congregación.
CLEMENS BLATTERT, tecladista: Antes de entrar en la Compañía, estaba muy involucrado en música litúrgica y tuve una formación en dirección de coros. Pero con la imagen que tenía de los jesuitas (“¡los jesuitas no cantan!”), pensé que al elegir esta orden tendría que renunciar a este aspecto de mi vida. ¡Pues bien!… Desde el mismo noviciado se me pidió preparar un libro de cantos y he estado involucrado en las liturgias.
Fui invitado a la Congregación porque ya había realizado este tipo de animación en encuentros de provinciales europeos. Mi tarea es ayudar a orar juntos. Insisto en el diálogo en la oración, entre escuchar y hablar. Intento reunir los pensamientos y sentimientos en una oración que busca el servicio: es el modo ignaciano. Creo también en el tiempo del silencio juntos como contribución a la formación del Cuerpo. Ofrezco una oportunidad de mutuo reconocimiento de las culturas, con canciones en diferentes idiomas, incluyendo swahili, hindi o Guaraní. Además, creo sinceramente que cantar siempre trae la alegría del corazón. Mi participación fortalece mi vocación jesuita; me siento parte de la misión que compartimos.
JOSE FCO. YURASZECK, guitarrista: Tengo 39 años y soy de la provincia de Chile. Soy sacerdote desde hace cuatro años y estoy haciendo una licenciatura en teología moral en la Gregoriana, en relación con el apostolado social. A mi vuelta en Chile, trabajaré en este tipo de apostolado, siguiendo las indicaciones de mi Provincial, por supuesto.
Desde mi infancia he estado en coros y he participado en varios tipos de actividades musicales. Aprendí a tocar la guitarra muy joven y me alegra poder ayudar así durante la congregación. De hecho, creo que no se debe descuidar orar juntos, alabar al Señor, pedir su gracia para buscar, a través de la oración, seguir los caminos del Espíritu. Para mí, es un privilegio estar en el Aula en la mañana. Observo la variedad cultural existente y tratamos de reflejarla en nuestras propuestas musicales. Pero siento que no es fácil integrar diferentes ritmos según las lenguas.
GABRIEL CÔTÉ, violinista. Soy un jesuita de la provincia del Canadá francés y Haití. Actualmente soy el Director de una casa de renovación espiritual en Montreal, Quebec. Desde hace más de 40 años el violín forma parte de mi vida. Y desde que soy un jesuita, el violín se ha convertido en una importante herramienta apostólica para mí.
Creo que la música puede abrir un camino hacia el interior del corazón y permite un encuentro con uno mismo y con el Otro. Por eso, me apasionan simultáneamente la música y la espiritualidad. No me pidieron tocar el violín para la Congregación General. De hecho, una hora antes de mi salida de Montreal decidí llevar mi instrumento por si acaso… Y resulta que ahora acompaño diariamente la oración de la mañana. Mi contribución es sencilla, pero mi deseo es grande: ayudar a mis hermanos a orar. Me siento consolado cuando alguien me dice: “tu violín me ayudó a orar esta mañana”.